El amaranto ha nutrido a los pueblos indígenas de América como alimento y planta sagrada. Antiguamente llamado el “grano de los dioses”, simboliza la resiliencia, la continuidad cultural y la abundancia nutricional. Hoy en día, su resurgimiento conecta el conocimiento ancestral con la ciencia moderna, ofreciendo caminos hacia una alimentación y una salud sostenibles.
Durante siglos, el amaranto ha sido un cultivo importante para los pueblos indígenas de América, valorado por su rusticidad, valor nutricional y significado cultural. Los aztecas lo llamaban el “grano de los dioses”, ya que era tanto una fuente de alimento como una planta sagrada en la cosmovisión mesoamericana. Si bien la represión colonial interrumpió su cultivo y separó a muchas comunidades de un cultivo profundamente ligado a sus tradiciones indígenas, hoy en día, el amaranto ha cobrado renovada importancia por sus beneficios nutricionales y medicinales, lo que ilustra la fortaleza y la continuidad del conocimiento indígena en el contexto contemporáneo. Este artículo examina las características botánicas, la importancia histórica y las raíces culturales de la planta, así como su papel en los sistemas alimentarios sostenibles.
Características botánicas y valor nutricional del amaranto
Amaranthus es un género de más de 70 plantas perennes de tallo corto, pertenecientes a la familia Amaranthaceae. Originarias de América, estas plantas prosperan en ambientes cálidos y húmedos con suelos bien drenados, pero se adaptan a una amplia gama de climas (Turner, 2021). Los miembros del género se dividen comúnmente en hortalizas, malezas y cereales, y se cultivan globalmente por sus semillas y hojas. Las semillas de especies como A. cruentus, A. hypochondriacus y A. caudatus se utilizan para hacer harina, hojuelas, pan, pasta y otros alimentos, mientras que sus hojas ricas en nutrientes se consumen como verduras. En la India, variedades como A. blitum, A. gangeticus y A. tricolor se cultivan para ensaladas y platos cocinados. En algunas partes de África, las hojas también se utilizan con fines medicinales (Baraniak y Kania-Dobrowolska, 2022). Esta adaptabilidad y versatilidad han hecho del amaranto un cultivo básico en diversas culturas, lo que vincula su éxito ecológico a su valor práctico generalizado (Kongdang et al., 2021).
“El continuo cultivo y estudio del amaranto subraya su relevancia como puente entre las tradiciones antiguas y la ciencia moderna”.
Nutrición global y conocimiento indígena
El creciente interés mundial en el amaranto ha impulsado un aumento en la investigación biomédica sobre sus propiedades nutricionales y farmacológicas. Sus hojas y semillas proporcionan una rica fuente de proteínas, aminoácidos esenciales, fibra y micronutrientes clave como el hierro y el calcio, lo que las hace especialmente valiosas para combatir la desnutrición. Farmacológicamente, el amaranto presenta efectos antioxidantes, antiinflamatorios y potencialmente antihipertensivos, atribuidos a sus altas concentraciones de polifenoles, flavonoides, saponinas y fitoesteroles. Estos hallazgos validan los usos tradicionales del amaranto por los pueblos indígenas, tanto para su sustento como para su sanación. El cultivo y estudio continuos del amaranto subrayan su relevancia como puente entre las tradiciones antiguas y la ciencia moderna (Kongdang et al., 2021).
La domesticación del amaranto se remonta a miles de años, con evidencia arqueológica que destaca su importancia en las culturas mesoamericanas. Semillas de A. hypochondriacus se han datado en 1.500 años en Tehuacán, México, mientras que las semillas de A. cruentus datan de hace más de 6.000 años (Turner et al., 2021). Las excavaciones en Teotihuacan revelaron restos carbonizados de semillas de amaranto encontradas junto con maíz, frijol y calabaza, lo que sugiere su papel central en la dieta antigua (McClung de Tapia y Martínez-Yrizar, 2017). Registros escritos de códices del siglo XVI, como el Códice Mendoza y el Códice Florentino del siglo XVII, enfatizan su estatus como uno de los cuatro cultivos más importantes de los aztecas, junto con el maíz, el frijol y la chía. El amaranto era un ingrediente básico en tamales, tortillas, salsas y bebidas, y servía de sustento a soldados, madres lactantes y comunidades enteras. Hoy en día, sigue siendo parte esencial de la dieta tradicional en México, donde se clasifica como un quelite —un término derivado de la palabra náhuatl quilitl, usado para categorizar plantas comestibles (Beilin, 2019; Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad [CONABIO], n.d.).
Conocimientos indígenas y el uso sagrado del amaranto
El amaranto tenía un profundo significado cultural y espiritual entre los aztecas y otros pueblos mesoamericanos. Conocido como el “grano de los dioses”, simbolizaba la carne divina, complementando al maíz, que representaba el cuerpo humano. En las ceremonias religiosas, la harina de amaranto a menudo se mezclaba con jarabe de maguey o, en algunos casos, sangre humana para formar efigies de deidades como Huitzilopochtli, el dios de la guerra. Estos eran luego quebrados y consumidos por la comunidad como un acto de unidad y conexión con lo divino, un ejemplo de la integración de la comida, la espiritualidad y la comunidad en las formas de vida indígenas. Aunque estos rituales fueron prácticamente erradicados durante el período colonial, el amaranto sigue teniendo importancia cultural como símbolo de resiliencia y conexión con las tradiciones ancestrales (Baraniak y Kania-Dobrowolska, 2022; Beilin, 2019).
Durante la época colonial, los colonizadores españoles consideraban que los rituales utilizaban amaranto —particularmente aquellos que involucraban sangre y carne simbólica—, como una amenaza a la enseñanza católica, prohibieron su cultivo y destruyeron sus campos en México y Perú. Esta ley cortó el acceso a una importante fuente de nutrición y perturbó las prácticas espirituales, desmantelando aún más las epistemologías indígenas. Sin embargo, el amaranto sobrevivió en pequeñas comunidades indígenas, donde se cultivaba y utilizaba localmente, arraigando lo que hoy es un cultivo global, consumido por su valor nutricional. Esta historia de supervivencia es un ejemplo de la resiliencia del conocimiento agrícola indígena y la preservación de las prácticas tradicionales frente a los desafíos históricos y actuales (De Shield, 2015).
Revitalizar el amaranto: conocimiento indígena y resiliencia
A pesar de siglos de disrupción, el amaranto ha perdurado y su valor nutricional está ganando reconocimiento hoy en día. Antiguamente fundamental tanto en la dieta como en las ceremonias de los pueblos mesoamericanos, la planta refleja una profunda relación entre la comida, la tierra y la cultura. Apoyar cultivos como el amaranto es una forma de respetar y preservar las prácticas agrícolas indígenas que han sustentado a las comunidades durante generaciones. A medida que los investigadores continúan estudiando sus beneficios, esto nos recuerda que el conocimiento ancestral puede ofrecer soluciones reales a problemas como la inseguridad alimentaria y la desigualdad en el acceso a los recursos para la salud.
Referencias
Baraniak, J., & Kania-Dobrowolska, M. (2022). The dual nature of amaranth—Functional food and potential medicine. Foods, 11(4), 618.
Beilin, K. (2019). The world according to amaranth: interspecies memory in Tehuacán Valley.
Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO). (n.d.). Quelites: Diversidad y alimentación en México. Retrieved November 14, 2024, from https://www.biodiversidad.gob.mx/diversidad/alimentos/quelites
De Shield, C. L. (2015). The cosmopolitan amaranth: a postcolonial ecology. Postcolonial Text, 10(1).
Kongdang, P., Dukaew, N., Pruksakorn, D., & Koonrungsesomboon, N. (2021). Biochemistry of Amaranthus polyphenols and their potential benefits on gut ecosystem: A comprehensive review of the literature. Journal of Ethnopharmacology, 281, 114547.
McClung de Tapia, E., & Martínez-Yrizar, D. (2017). The potential of paleoethnobotanical evidence for the study of Teotihuacan foodways. Archaeological and Anthropological Sciences, 9, 39-50.
Turner, M. I., Adams, K. R., Berkebile, J. N., & Dockter, A. R. (2021). Ancient grains: new evidence for ancestral Puebloan use of domesticated Amaranth. American Antiquity, 86(4), 815-832.




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